jueves, 24 de septiembre de 2020

Se hicieron famosos por ser niños ... ¡Asesinos!

 

Joshua Earl Patrick Phillips

Un adolescente de 14 años, asesinó en 1998 a su vecina Maddie Clifton de tan solo 8 años en Jacksonville, Florida. Un año después fue condenado cadena perpetua, sin posibilidad de condicional, por este crimen.
Según relató Joshua ante el jurado, se encontraban jugando con una pelota de béisbol cuando la golpeó sin intención, provocando el desmayo de Maddie.
Más tarde se dio cuenta que estaba fría y, asustado, escondió su cuerpo. Esta versión no terminó de convencer al tribunal que lo condenó a cadena perpetua.




Brenda Spencer

Esta chica de 14 años tenía todo en la vida para ser feliz, pero lo perdió por un regalo de Navidad.
En las fiestas navideñas de 1978, Brenda recibió como regalo de parte de sus padres, un rifle.
En enero del 79` la extraña joven decidió utilizar el arma en su escuela, hiriendo a ocho niños y matando a dos profesores que intentaron evitar la tragedia. Cuando se le preguntó por qué lo hizo su respuesta fue: “No me gustan los lunes”. 


Robert Thompson y Jon Venables

Ambos niños de diez años, secuestraron, torturaron y asesinaron a James Patrick Bulger de Kirby, Inglaterra, de tan solo dos. El cuerpo mutilado de James fue encontrado sobre las vías del tren. Tras ser declarados como culpables en noviembre de 1993, se convirtieron en los convictos más jóvenes del siglo XX.
La paliza que recibió el bebé puede ser calificada como dantesca: le arrojaron a las vías del tren, le tiraron piedras y pintura, y lo golpearon con palos. Incluso, le sodomizaron con una barra de hierro. Murió poco después.




Luke Woodham 

Este chico sufría constantemente de las burlas de sus compañeros de colegio, y luego de una ruptura con su novia, todo su mundo se nubló. El joven apuñaló a su madre y tomó el rifle y la pistola de su padre, luego se dirigió a su escuela; en el el centro de estudios, asesinó a su novia y a una amiga, y luego, hirió a siete alumnos más. Cuando declaró en juicio, aseguró que había sido poseído por demonios manipulados por un amigo cercano.




Kipland Kinkel

En 1998 después de que su padre lo castigara por la mala conducta que había tenido en el colegio y en su casa, Kip tomó un rifle y le disparó a su padre; luego, esperó a que su madre llegara y la asesinó con varios tiros en la cara, cabeza y corazón. Después de arrastrar a sus padres por toda la casa y esconder los cadáveres, el chico dejó una carta: “¡Acabo de matar a mis padres! No se que está pasando, los amo tanto. Soy un hijo terrible, me siento apenado, ojalá me hubieran abortado”. Eso no fue todo, ya que después de eso llegó a su escuela y asesinó a varios estudiantes.




Mary Bell

Encarcelada a los 11 años de edad, fue encontrada culpable del asesinato de dos niños: Martin Brown, de cuatros años de edad, y de Brian Howe, de tres años de edad.
Ella misma se implicó al describir con sumo detalle un par de tijeras rotas con las que había estado jugando Brian. Incluso, Mary dejó escrita la letra 'M' en el estómago de Brian después de asesinarlo.
La realidad de Mary Bell es que sufrió continuos abusos por parte de su padre no biológico y de su madre. Esta llegó a obligarla a intimar sexualmente con algún cliente.
La justicia determinó que su familia era responsable de su atroz y sanguinario comportamiento. Bell, la única chica de 11 años en el reformatorio, fue puesta en libertad 23 años después. 




Eric Harris y Dylan Klebold 

Una de las masacres escolares más famosa tuvo lugar en 1999, estos jóvenes ingresaron a su escuela con dos escopetas, una pistola, una bomba casera y varios dispositivos explosivos; con todo esto, los adolescentes realizaron numerosos disparos en la cafetería y en la biblioteca, matando a 13 personas e hiriendo a 24 alumnos. Ese mismo día ambos se suicidaron en la biblioteca.


Eric M. Smith


Fue declarado culpable del asesinato de Derrick Robie, un niño de cuatro años, a quien asesinó el 2 de agosto de 1993 en el condado de Steuben, Nueva York. El niño fue golpeado, estrangulado y sodomizado con un palo.
La sentencia dictada por el tribunal imponía la mayor pena posible para asesinatos juveniles en la época: un total de 9 años de cárcel. Eric manifestó que sufría bullying por parte de los niños de la escuela e incluso, por parte de su padre y su hermana.






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